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martes, 14 de abril de 2020

INSOMNIO


INSOMNIO

Y cerró los ojos en aquella prisión de su cuerpo y de su mente. El grito obsceno de su angustia la rajó de parte a parte y se encogió en sus sueños más despiertos. El terrible ser de su conciencia no le dejaba dormir. Nunca le dejaba descansar de sus horribles pensamientos. El arte del insomnio estaba en cada esquina de su cama, agazapado, esperando abalanzarse sobre su desprevenida víctima.


Esa noche no sería diferente. No. Nunca lo era, pero la esperanza de lo onírico, como una realidad auténtica, nunca la abandonaba. Cerró los ojos con fuerza y esperó. Y esperó como siempre en la oscuridad, a ver si esa noche llegaba, por fin, el olvido como un amante silencioso.

©Virginia Alba Pagán, 2017

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