miércoles, 18 de noviembre de 2020

PRÓLOGO VERSOS DEL REINO OSCURO


DESDE LAS SIMAS PROFUNDAS

Como bien dice el título de este prólogo de Versos del Reino Oscuro, sus poemas vienen «desde las simas profundas de valles sin nombre» como señalaba el maestro de lo oscuro y horrendo Lovecraft. Esta antología de poemas se nutre de las novelas de la saga de Miguel Costa Los Señores del Edén: Valesïa, Elinâ y Tineâ. Novelas de corte fantástico con un toque de oscuridad romántica que también impregnará estas páginas.

La antología comienza con versos que nos van recordando de forma lírica la historia de la novelas de Los Señores del Edén, recorriendo con su dulce canto las diferentes partes de la narración. Son poemas de cuatro versos plagados de fantasía, construidos a partir de la batalla entre la luz y la oscuridad que tiene lugar en el texto narrativo, pero sin por ello perder la belleza de lo lírico y de lo armónico, como si de un canto de un bardo se tratara, recordando gestas y batallas en un tiempo antiguo.

Encontraremos poemas que nos transportarán a la magia de otros tiempos, donde aún había cabida para lo idílico, para lugares llenos de misticismo, de luces bellas al alba, de sombras agradables bajo árboles inmensos, de miradas puras a un amanecer lleno de esperanza y hermosura. No podemos dejar de pensar al leer estos versos en el gran Garcilaso de la Vega ni en su recreación de esos parajes de la naturaleza tan idealizados donde los pastores cantaban sus amores, con ese tópico literario del Locus Amoenus tan característico del Renacimiento.

Luz irreal que alumbra la noche más hermosa
pero siempre oscura, mágica y cercana;
que ilumina veloz la sigilosa mañana,
iluminada siempre, pero también umbrosa.

Pero también hay lugar para lo oscuro y horrendo en este poemario. Donde germina la luz, siempre la oscuridad envidiosa acecha, esperando el momento para devorarla. Así, Miguel Costa nos arrastra hasta lo más recóndito de los submundos, y el amanecer se torna amenazante, terrible, angustioso.

Seres horripilantes del más profundo bosque
se agitan y mueven nerviosos en las sombras,
en los enmarañados matorrales. Un negro
amanecer que ni pide más ni se conforma.

Sin embargo, la riqueza de estos versos está llena de todo tipo de sentimientos, no ajena al amor de los personajes de Los Señores del Edén.  Así pues, podemos también encontrar poemas donde ese amor tímido se asoma entre las palabras y se viste  de esperanza alejando la oscuridad y las tinieblas. Miguel Costa, con sus versos más románticos, nos sorprende con lo sencillo, pero a la vez tan sugerente que nos hace estar en ese instante mágico en que el príncipe se enamora de la doncella; en el que nos transporta a ese momento tan deseable del amor a primera vista. 

En la mente del príncipe, la sin par doncella
volvía una y otra vez, y a partir de ese día
nunca dejó de pensar en ella; y volvía
a pensar en sus ojos, en su mirada bella.

Y como en sus novelas, las doncellas aquí también son inteligentes y valientes, guerreras que luchan y que no se esconden; personajes femeninos fuertes que lideran las tropas en todo este mundo épico. Y no podía faltar en su escritura la espada, elemento mágico y simbólico que siempre ha acompañado a los grandes guerreros, desde el mítico Cid con Tizona al rey Arturo con Excálibur o Aragorn con Anduril en El Señor de los Anillos. La diferencia es que en este caso la espada es de una guerrera, una mujer valiente y luchadora que no se rinde y que brilla en la batalla como una estrella en la oscuridad. Se ha producido pues un avance, una evolución en la narrativa, intercambiando los roles de género, y haciendo de la mujer también un personaje válido para la lucha y portadora de grandes e históricas espadas; rol que hasta el momento era ocupado solo por los hombres. 

Afilada espada mágica, extraordinario atavío
de la hueste, insignia del lince coronado
en el pecho del negro atuendo acorazado.
¡Guerrera, condecora el uniforme de oro y brío!

No podemos dejar de destacar la gran carga lírica que impregna los versos de este poemario. Miguel Costa, como siempre, nos sorprende con unas imágenes cargadas de belleza, pero sin grandes adornos, hermosas en su sencillez. Su poesía, como agua dulce y brillante, se desliza por nuestra piel y nos transporta suavemente a todo un mundo mágico. Es una poesía para degustar a sorbos pequeños, deleitándose en el sabor de cada palabra, disfrutando del momento, como de un licor delicioso cayendo por nuestra garganta. 

Desvanécete, hechizo de las estrellas,
como niebla a la amanecida,
o como noche al llegar el día; 
desvanécete, con la luz de la luna llena.

Tras pasearnos por los parajes de las novelas de la saga Los Señores del Edén, Miguel Costa nos deleita con otros poemas, poemas que salen en sus novelas, que forman parte de la historia como canciones o recuerdos de un mundo lleno de magia y de encanto. Al modo tolkiano, y como gran apasionado por la poesía, inserta en su prosa textos líricos para nuestro deleite, y cómo no, no podía no incluirlos en esta antología. Son poemas diferentes a los anteriores, más extensos, pero llenos de sentimiento y que nos vuelven a transportar a ese mundo de fantasía. Poemas que los propios personajes recitan, piensan o escuchan en medio del bosque, de la alcoba o de la batalla, como una letanía mágica; e incluso poemas que recuerdan de su infancia o de otros tiempos más hermosos cuando la oscuridad aún no había besado sus tierras como una noche eterna. He aquí un bello ejemplo:

¿Quién eres?
Tú que me anhelas.
¿Quién eres?
Tú que me buscas.
¿Quién eres?
Tú que me amas.
Por favor, dímelo.
Y mi corazón, mi alma
y mi amor serán tuyos.

La antología continúa con Cinco Poemas Oscuros: Luz de luna, Luz del abismo, Luz de esperanza, Luz del alba y Luz del crepúsculo. Son poemas más extensos inspirados en la saga. Todos iniciados por la palabra «luz», una «luz del alba al nacer un hermoso día». Aunque no siempre esta palabra en estos poemas tiene connotaciones positivas, sino que a veces se carga de sentimientos negativos, ya que esa luz es «luz tenue que desgarra las puertas del abismo». Aquí, Miguel Costa juega con la luz  y con su mundo, en amaneceres de esperanza y desesperanza, en luchas de hombres y oscuras sombras fantasmales, entre el bien y el mal, que como nos dice:

Recorre las calles en un vaivén de sombras tristes,
sembrando la muerte y el desaliento en sus enemigos;
brillando en las tinieblas de la ciudad de la muerte,
donde la anarquía y el desorden gobiernan libremente.

Pero no todo es oscuridad:

De la muerte surge la vida que ilumina el mundo,
la chispa brillante que resplandece de la vela;
como la luz del alba al nacer un hermoso día,
cuando desaparecen las sombras oscuras de la noche.

El libro concluye con tres poemas dedicados a dos de sus protagonistas, y también a la antagonista de toda esta historia como no podía ser de otro modo: Valesïa, Elinâ y Sirinea. Miguel Costa despliega todo su lirismo y nos regala estos versos llenos de amor y belleza. Son poemas dedicados, por una parte,  a las heroínas, a las mujeres valientes que en cada una de sus novelas se enfrentan al mal y se abren paso entre tinieblas. Y, por otra, también al personaje femenino antagonista de sus novelas, no exenta de inteligencia, astucia, así como de belleza y de atractivo. Es un homenaje a las tres, un bello canto que las honra y las convierte en eternas, como al modo de los grandes guerreros, recordados por los aedos, los juglares o trovadores en la antigüedad. Ellas no podían ser menos. Las palabras las visten, las trasladan a las estrellas como constelaciones en el recuerdo grabadas, para no ser nunca olvidadas y así se las eleva a la categoría de las  grandes, salvadoras o destructoras del mundo del Edén. Elinâ, «en noches memorables llegaré a tus sueños;/ y juntos volaremos»; Sirinea, «eres mi amor del infierno, de piel dulce, de ojos severos,/ con alas azabaches en tus hombros y con tu corazón perverso»; y Valesïa como «ángel con alas en los hombros,/en el mundo de los dioses;/tan hermosa que a tu alrededor resplandece la tierra».

El poemario concluye con unos versos dedicados a Valesïa, para así cerrar el círculo y volver al principio de todo, como el transcurso del tiempo cíclico en el cual todo se transforma, pero todo continúa, sin fin, sin término, con la esperanza de la vida eterna:

Volaremos hacia el bosque de la magia eterna,
más allá de la sombría tierra sembrada de oscuridad y muerte,
protegidos con el sortilegio que nos envuelve en el cielo.



Virginia Alba Pagán

sábado, 18 de julio de 2020

SILENCIOS


SILENCIOS

Hay palabras que desgarran
alma y piel,
abriendo la carne en gritos y truenos,
devorando cada luz, esperanza y caricia.

Hay palabras que mejor dejar morir
poco a poco en la garganta del corazón.
Y es mejor bajar la escalera del orgullo
y mirar a los ojos.

Pero hay palabras que no luchan y sucumben
en la orilla del deseo equivocado
o igual certero,
si saben, ay, atrapar al animal
en redes de cautelas.

Sin embargo, hay silencios asesinos
que trepan por tus piernas
y te muerden hasta arrancar
todo el mar que llevas dentro.

©Virginia Alba Pagán, 2020


miércoles, 27 de mayo de 2020

OCASO

Cae la tarde a mis espaldas,
Ocaso de los días
que me acarician la mirada.
Nubes de sueños y besos dulces
caen sobre mi piel y me abrasan.

Hoy la vida sigue,
y camina hacia nosotros
y nos grita tenazmente.
¡Vive!
Con el sol y el viento
en cada sonrisa de alas,
¡Vive!

Y hemos de mirar al horizonte
que cierra sus ojos por hoy
y sonreír de sal y esperanza
y lanzarnos a los brazos del viento
y ser labios en esta danza
de vida única.

®Virginia Alba Pagán

jueves, 7 de mayo de 2020

PASEO

PASEO

Y mis pies sacuden el sendero,
levantan la brisa y el alma,
susurran en cada zancada
aspirando vida y trinos
en la tarde silenciosa de miradas.

Ya nos cogemos de las manos,
caricias sutiles de yemas al ocaso.
¡Mira esa mariposa!
¡La flor ha abierto sus pétalos!,
grita la tierra en mi rostro.

Y soy consciente por primera vez
de mi presencia en el camino.

©Virginia Alba Pagán, 2020



sábado, 25 de abril de 2020

ÉS ARA LA VIDA



Ells s’acaronaven la vida
besant-se els records amb les mans
plenes de poma i enyorança
El vent entrava suau en els dies
quan no pensaven en res i tot era cel
i ballaven baix la lluna de joventut

Ara, junts per la boira dels seus cabells,
miren cap al futur ple de foscor
i tremolen
La por entra dins d’ells,
el monstre del què serà demà, l’any que ve
Ai, quin esglai d’horitzó
I els malsons entren als seus cors
i amaguen la vida,
angoixa del no saber, del temps que rodola
implacable

I ell la mira i somriu a les seues galtes,
a la carícia tendra dels seus dits passant
fugitius com sempre per la seua pell
I ella el mira i els núvols s’envolen
És ara la vida, comprenen, de sobte
 I ixen de la closca a besar el món
de la mà calenta del seu amor.

miércoles, 15 de abril de 2020

RESEÑA DEL LIBRO "EL PASAJE DEL DIABLO"

EL PASAJE DEL DIABLO
DE MIGUEL COSTA






SINOPSIS

Cuando los muertos y los monstruos acechan en las sombras: en las tétricas y oscuras callejuelas de los peligrosos suburbios, en los lúgubres y solitarios senderos de los tupidos bosques, y en las alcobas  lóbregas y sombrías de las misteriosas mansiones; el terror ensombrece las almas inocentes y desprotegidas de los hombres, que vagan desconsoladas en el mundo de las tinieblas.
El Pasaje del Diablo es un libro de terror, compuesto por diez relatos cortos que acontecen a lo largo del siglo XIX, donde los demonios atormentan a sus protagonistas, envenenando sus mentes, afligiendo sus corazones y pudriendo sus propias almas inmortales.

AUTOR



Miguel nació en Murcia (España) en 1975. Es amante de la historia y desde muy joven aficionado a la lectura, sobre todo a la literatura fantástica, de terror y policíaca. Es seguidor empedernido de escritores como Stephen King, R. A. Salvatore, J. R. R. Tolkien, Gustavo Adolfo Bécquer o Edgar Allan Poe, entre otros.

Es autor de novelas de fantasía épica Los Señores del Edén y de los libros de relatos El Pasaje del Diablo, El lago de la Niebla, Blatodeo, La mirilla, El corazón de la rosa negra, La Luz del Edén y El susurro del viento helado.


DETALLES DEL LIBRO

  • Tapa blanda: 80 páginas
  • Editor: Createspace Independent Pub; Edición: 1 (4 de mayo de 2015)
  • Idioma: Español
  • ISBN-10: 1511921455
  • ISBN-13: 978-1511921459

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OPINIÓN PERSONAL

El pasaje del diablo consta de diez relatos ambientados, como bien se nos comenta en la sinopsis del libro, en el siglo XIX. Esta temporalidad le otorga un encanto especial que nos traslada a una época de regusto romántico, una época de grandes autores como Gustavo Adolfo Bécquer o Jan Potocki. De hecho, encontraremos en algunos de sus relatos un guiño a las leyendas Becquerianas, o al Manuscrito encontrado en Zaragoza del escritor polaco, por lo que los amantes de estas historias terroríficas, fantásticas, góticas, disfrutarán seguro de su lectura. He aquí algunos fragmentos de varios de sus relatos que me transportaron a esos mundos:

 "Cuando pasamos a la altura de la mujer, esta levantó la cabeza, con rapidez, y fue cuando me encontré con la imagen más terrorífica que había observado en toda mi vida, La fémina carecía de ojos. Vi lágrimas de sangre que recorrían sus mejillas pálidas. Abrió la boca y mostró unos dientes blancos y muy afilados como puñales, que difícilmente pudieran pertenecer a ser humano alguno." (Del relato La Diligencia)

"Desde la ventana de mi alcoba, en el segundo piso de la mansión, observé, a mi derecha, el pozo, rodeado de árboles sin hojas, debido  a la estación otoñal en la que nos encontrábamos; y, a mi izquierda, la tumba sombría, desolada, de mi esposa Laura y de mi inocente y adorable hija Alejandra, de solo tres años de edad;  perecidas ambas, pocos días antes, de cólera. (...) Llegó la noche sombría  y me metí en mi cama, e intenté dormir bajo las mantas. Sin embargo, el más cruel insomnio se había apoderado de mi alma desamparada." (Del relato Las Voces)

El terror habita en cada palabra que se desprende de estos relatos. Ese terror, tan antiguo como la vida misma, que proviene de nuestros miedos ancestrales a lo desconocido, a la muerte, a lo que nos espera más allá del fin, a la noche, a la oscuridad, a los instintos más perversos del ser humano. Todo esto y más aparece también en los relatos de Miguel Costa, y muy marcado en algunos de ellos. Os dejo un fragmento de una de esas historias, un relato que me impactó bastante y que me sobrecogió:

"Seguía estando allí, tan hermosa, envuelta en su vestido blanco, níveo, en su uniforme angelical, divino, celestial; con las mejillas pálidas, lívidas como la mismísima muerte sombría; con los labios de color carmesí, como la misma sangre; la respiración débil, entrecortada, y con los pómulos sonrosados... (...) El viejo sonrió, y su rostro, horrible, encendió un atisbo de lucidez en mi interior, en el fondo de mi ser." (Del relato Elena)

También me gustaron bastante las diferentes alusiones que aparecen en algunos relatos de ciertos pasajes de la Biblia, lo que hace así de estos textos algo más que palabras, dotándolas de cierto sentido sacro y espeluznante a la vez. Como este ejemplo del Apocalipsis (6:8):

"Al mirar, vi un caballo amarillo montado por un jinete que se llamaba muerte. Detrás de él galopaba el Abismo, ambos con poder para aniquilar la cuarta parte de la tierra valiéndose de la espada, el hambre, la peste y los animales salvajes." (Del relato El Amo)

No puedo dejar de nombrar la calidad literaria de los textos, con descripciones cuidadas y además dotadas de cierto lirismo  que te embriaga y te hace sumergirte de lleno en la historia, tanto desde el horror como desde la ternura más pura; palabras que te conmueven y te hacen identificarte con los personajes, pese a su crueldad.Os dejo un fragmento para que juzguéis por vosotros mismos:

"Las sombras se extendieron, impasibles, por mi corazón desolado, roto por el dolor y la muerte, destrozado por el destino más cruel e inhumano que un hombre por horrendo que sea, haya tenido jamás. Y, con la mente ensombrecida, las horas se hiceron minutos y los minutos segundos, y perdí la noción del tiempo. Hasta que unos ruidos, violentos, impetuosos, me hicieron volver a la realidad que tanto me aterrorizaba y me sobrecogía." (Del relato El Pasaje del Diablo que le da el nombre al libro)

En definitiva, es un libro de relatos totalmente recomendable para aquellos apasionados de esos mundos repletos de leyendas, pasión, horror y seres de ultratumba. Y como el propio autor, Miguel Costa, nos dice en una nota al final del libro:

 "¿Quién no ha sentido miedo al cruzar un pasillo oscuro? ¿O pavor a un simple armario de su alcoba abierto en la penumbra? ¿O pánico al contemplar una imagen siniestra, tenebrosa, que le ha atormentado en la noche silenciosa y eterna?"
Así pues, si te gustan esos sentimientos que te asaltan en la noche oscura, disfrutarás de cada palabra, de cada angustiosa sensación a la que el autor nos transporta en su viaje vertigioso por esos mundos tan repletos de monstruos que pueblan nuestros más terroríficos sueños.




RESEÑA DEL LIBRO "EL FUEGO DEL ZAFIRO ROJO"

EL FUEGO DEL ZAFIRO ROJO
DE JESÚS SALAS





SINOPSIS


Primer libro de la serie, Tierra de Unicornios, que da inicio a esta saga fantástica y original. Magos alquimistas, sabios antiguos, damas del agua, soldados de Boruz, asesinos zilés, o mercenarios duiveles, son algunos de los personajes que componen esta compleja trama de intrigas, pasiones y ambición; dentro de una historia que evoluciona con vida propia a través de los libros de la serie. Una aventura épica en un mundo repleto de lugares distintos y apasionantes, donde oscuros secretos se mezclarán en una época de luchas y de traiciones. Albira Lagash, a la que denominan Melsabisse, "la de la Dulce Voz", una bella guerrera de las remotas selvas inundadas de Tusimkor, tendrá que recorrer un viaje lleno de peligros junto con un hombre duro e implacable; Wylzar de Aslom, el frío oficial de justicia de la ciudad de Alcera. Juntos buscarán el temible Cetro del Mal, que tanto hombres poderosos como demonios anhelan desde épocas antiguas. El viaje, su aventura para conseguir el mítico Cetro y desentrañar los misterios más inconfesables, los llevará a través de innumerables lugares fantásticos donde se mezcla la realidad y lo extraordinario; donde antiguos alquimistas, asesinos y fanáticos soldados de Dios, intentarán también poseerlo por todos los medios. Una historia trepidante llena de las más profundas pasiones humanas en un mundo fantástico que conducirá al lector hacia un engañoso final totalmente insospechado. 

AUTOR


Nacido en 1963, Jesús Salas se confiesa como un lector apasionado, siempre en la eterna búsqueda de nuevas historias por descubrir, al punto de haber escrito desde su infancia cuentos y relatos para reflejar esos mundos, plagados de leyendas y aventuras que siempre lo han acompañado. Su formación humanista, su interés por los viajes y la gran afinidad que siempre ha manifestado por la literatura fantástica y de misterio se ve reflejada en su reciente andadura editorial.
Esta nueva colección que comienza con esta novela es el resultado del momento de madurez literaria en que se encuentra el autor. Su primera novela, El Fuego del Zafiro Rojo, inicia la serie fantástica titulada: Tierra de Unicornios, inspirada en la mejor tradición de la fantasía épica, donde se mezcla su visión personal sobre estos mundos imposibles de aventuras mágicas, y la eterna lucha del bien contra el mal.

DETALLES DEL LIBRO

  • Tapa blanda: 514 páginas
  • Editor: Independently published (2 de abril de 2017)
  • Colección: Tierra de Unicornios
  • Idioma: Español
  • ISBN-10: 1520983557
  • ISBN-13: 978-1520983554 

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OPINIÓN PERSONAL


El Fuego del Zafiro Rojo es la primera novela de la trilogía Tierra de Unicornios, que continúa con El despertar del león y finaliza con La dama de la máscara de plata. Es una novela llena de imaginación, en la que el autor, Jesús Salas, crea de su propia mano un mundo nuevo rico en matices. Al final del libro tenéis una guía de personajes, desde aquellos seguidores de la energía azul del gran unicornio blanco (guerreros, magos y sabios defensores), entre los que se encuentra uno de nuestros protagonistas: el decán de Alcera, Wylzar de Aslom; a los enemigos, seguidores del zafiro rojo (demonios, magos y mercenarios). Pero aquí no acaba todo, el mundo se completa y se enriquece con muchos otros personajes, como las hermosas y valientes Damas del Agua, como nuestra protagonista Albira Lagash, también seguidora de la energía azul; los increíbles unicornios (los hay de diferentes razas) y dioses mitológicos como Mazar, el dios creador del mundo, entre otros.

También son muy interesantes los mapas que hallaremos en la novela, tanto al principio como al final, y que nos ayudarán a hacernos una idea más concreta del mundo creado por el autor.

La prosa de Jesús Salas es rica y llena de unas descripciones increíbles, repletas de poesía que le otorgan a la novela una profundidad y una capacidad para que tu imaginación vuele y cree en tu mente cada detalle de forma asombrosa, como esta que inicia el libro:

"Eran las terribles ciénagas de Wara, muy al norte, en las tierras del norte de Sausán; un mundo de hielo, de tundra fría, donde en los fiordos se esculpían montañas y nacían manantiales de fuego de las entrañas de la tierra."

Cada capítulo empieza con citas de antiguos poemas, dando aún más verosimilitud a ese mundo creado por el autor. Son citas para paladear lentamente, y la verdad es que he disfrutado con estos versos llenos de encanto y magia. He aquí un ejemplo:

"Su corazón es fuerte,
valiente, que no se arredra.
 Fue hundida y arrastrada
por las fauces de Salayar,
insaciable íncubo del mal.
Eres una dama del agua,
tu luz la noche ilumina,
retorna victoriosa del averno,
y alégranos con tu dulce voz.

(Romance extraído del Kebo, libro sagrado de las Damas del Agua)"

Sus personajes son fuertes, desde nuestra protagonista, Albira, hasta el decán, Wylzar. Ambos son valientes, pero mortales, con sus dudas, sus inquietudes, sus debilidades. Y Albira, guerrera, es una mujer soldado, una dama del agua, lejos de los tópicos a los que estamos acostumbrados. La verdad es que han conseguido llegar hasta mí y ganarme, tanto el uno como el otro. Aquí os dejo dos ejemplos para que os hagáis una idea:

"Era un soldado veterano que sabía que nada existía al final del camino en la carrera de un guerrero, nada más que el honor. (...) Solo tenía su honor y sus dos pistolas; se le escapó una carcajada al pensarlo. Sus dos pistolas nunca le traicionaban, siempre estaban ahí, dispuestas."

"Seguía mirando a Albira..., el olor de su cabello rojo y perfumado lo atrapaba. Ella comía sin modales como lo hace un soldado con el rancho del campamento. Reía en alto, alegre, en un tumulto de carcajadas frescas y sonoras como el agua clara de un manantial."


Otra cosa a destacar es el gran conocimiento técnico del autor, tanto de la arquitectura, como de los paisajes, como de cualquier tema del que tocara hablar en su novela. Se nota que Jesús se ha documentado bien y eso ha hecho que el texto esté lleno de elementos que han hecho aún más interesente su lectura:

"Un bello salón se formó ante sus ojos. Preciosas cortinas rojas decoradas con sedas, tafetanes y encajes de oro cubrían las paredes. Mármoles, tapices y bellas alfombras de gruesos mechones de lana e hilo de oro en delicadas filigranas lo rodeaban."

Es una novela para paladear lentamente, cada palabra, cada frase, cada párrafo. Encontraréis en ella escenas de batallas, pero también escenas dulces y sutiles. Un libro totalmente recomendable que disfrutarán seguro los amantes de la fantasía.

Además, ya podéis comprar la trilogía entera. Un punto más a favor para os animéis y os hagáis con ella.



martes, 14 de abril de 2020

EL MISTERIO DE LA MUERTE

EL MISTERIO DE LA MUERTE

Se preguntaba dónde sería, en qué momento tendría lugar. Era una idea que le angustiaba, que le perseguía todos los días a todas horas. Nunca se hubiera imaginado que sería ese día, en ese momento exacto, de esa forma. Nunca. ¿Un accidente? ¿Dolor? ¿En mitad de un sueño? ¿Plácidamente? ¿Tras una terrible enfermedad? ¿Angustioso? Tantas veces se lo había preguntado que lo único que jamás imaginó fue que un buen día él decidiría apretar el gatillo. ¡Qué ironía!

©Virginia Alba Pagán, 2017




CRUJIDOS

CRUJIDOS

Era de noche, una noche sin luna, oscura como el estómago de esos enormes monstruos que solían pasearse bajo las sombras de nuestros más oscuros temores. ¿Y qué hacía yo allí? ¿Cómo había llegado a esta situación tan dantesca? Ni yo mismo lo sabía. Lo único cierto es que un buen día sus terribles gemidos me habían despertado en la seguridad de mi cama, en aquella habitación tan familiar, y que fue tal el terror que me invadió que jamás volví a pisar aquella casa.

Ahora vagaba sin rumbo fijo entre los árboles altos que como terribles gigantes me amenazaban y me enloquecían haciendo que mi corazón palpitara y se me saliera del pecho. En breve aquel ser me localizaría y se abalanzaría sobre mí sin darme ni la más mínima posibilidad de supervivencia. Estaba condenado. Lo sabía, pero no por ello pensaba rendirme y abandonar la vida como si fuera basura. Quería vivir, pese al terror que me atenazaba, quería vivir.

Unos crujidos detuvieron mis pasos. Las sombras cobraron forma y mi imaginación voló transformando toda mi realidad en manos temblorosas y sudor frío. ¿Qué se ocultaba allí? ¿Sería aquello que me perseguía sin tregua? El viento como una lija fría arañaba las hojas de los cipreses y se colaba en mis entrañas apuñalándolas en angustia y terror. Estaba allí, seguro, agazapado, esperando la oportunidad de lanzarse sobre mí y devorarme. Quise girarme y salir corriendo, pero mis piernas no se movían. Estaba perdido. Los ojos se me salieron de las órbitas y algo caliente se deslizó por mis piernas. 

Al día siguiente, unos paseantes encontraron al joven. Estaba en una posición extraña, como si algo lo hubiera retorcido de una forma imposible. Sus ojos miraban al cielo, llenos de un terror indescriptible. Sus manos habían arañado la tierra desesperadamente, provocándose horribles heridas, como intentando esconderse de algo o de alguien sin éxito. Ante la imposibilidad de una explicación lógica, se optó por lo que dictaba la razón: "Un ataque al corazón. ¡Qué desgracia!" determinó el forense días después.

©Virginia Alba Pagán, 2017




MI MUSA

MI MUSA


Y no hallaba a mi musa por mucho que buscara en aquella página terriblemente vacía de palabras o en aquella mente perturbada y dadaísta. El viento golpeaba los cristales como un fiel reflejo de mi estado de ánimo. Un montón de palomas inertes yacían desperdigadas, como meros juguetes rotos, en el suelo de mi habitación. ¿Me habría abandonado para siempre? ¿Alguna vez había estado realmente abrazando mi pluma? ¿Habían sido imaginaciones de mi mente torturada y enferma? El desánimo me pudo. Una lágrima invisible asomó a mis ojos desesperada. Nada tenía sentido sin ella, nada. Seguramente todo había sido solo un sueño, un imaginario mío, un deseo pululante de sanatorio.

El papel me miraba con ojos de monstruo insensible. Sentí de pronto un aguijonazo, como un empujón confuso y tímido. Mi mano cogió casi sin darse cuenta la pluma y como una brisa suave las palabras como gotas de inspiración se gestaron, brotaron sobre el papel y me inundaron de esa sensación indescriptible que solo, únicamente, podía venir del beso inesperado de mi musa.

©Virginia Alba Pagán, 2017



VIDA

VIDA



El amanecer suena
Hay en el alma un susurro
El viento habla en mis ojos
y me invita con alas de rocío
a bailar entre la tierra y el horizonte

Hay unos labios de mar
en mis recuerdos
y se mueven las olas en los olores
de todo lo que me envuelve

Es la tierra que explota y exhala
Y solo quiero cerrar los ojos
y ser vida.

©Virginia Alba Pagán, 2020


RESEÑA DEL LIBRO "LA SOMBRA DORADA"

LA SOMBRA DORADA
DE LUIS M. NUÑEZ






SINOPSIS

Tiempo atrás, en el momento más oscuro de la humanidad, el dios de la luz de oro fue derrotado y su nombre quedó en el olvido para todos, excepto para aquellos que siguieron siéndole fieles. Pero ahora ha regresado y se cierne sobre un mundo que no es capaz de imaginar la marea de muerte que está a punto de desatar, pues es el enemigo de todo lo vivo y desea reinar sobre huesos blanqueados. Esta es la historia de la batalla desesperada contra Abaven. Esta es la historia de quienes se alzaron contra él. En La sombra dorada, las vidas de numerosas personas darán un vuelco cuando se enfrenten al mayor peligro que el mundo ha conocido jamás. La familia de Necto, un humilde escribano de un pueblo pequeño; la reina Adía, exiliada de un reino ha caído bajo las huestes enemigas; Baako, el arrojado líder de los esclavos rebeldes de las tierras del este; Glabro, que se convertirá en el motor intelectual de la lucha... todos ellos unirán sus fuerzas ante el peligroso dios de la luz de oro, que ha vuelto a manifestarse a una humanidad desprevenida y que no sabe de lo que es capaz. Que cuenta con aliados que no lo han olvidado. Que anhelan su regreso. Y desean el poder que les puede ofrecer. Desde los inclementes parajes semidesérticos del sur continental a la espléndida capital del Imperio Vetero, desde los bosques de colosales árboles norteños a los estados marítimos del oeste, nada volverá a ser igual después de la guerra contra Abaven.

AUTOR

Luis Miguel Núñez nació en 1976, en Zaragoza, ciudad en la que aún reside sin intención de trasladarse. Diplomado en Biblioteconomía y Documentación y Graduado en Geografía e Historia, es funcionario de la Administración de la Comunidad Autónoma de Aragón, dedicando su tiempo libre a varios menesteres –algunos dirían que demasiados– entre los que destaca su pasión, desde la más tierna infancia, por la lectura y la escritura. Tiene diversos relatos cortos publicados en antologías de fantasía, terror y ciencia ficción, siendo esta, La sombra dorada, su primera novela.




DETALLES DEL LIBRO
  • Tapa blanda: 380 páginas
  • Editor: Createspace Independent Publishing Platform; Edición: 1 (6 de diciembre de 2016)
  • Idioma: Español
  • ISBN-10: 1540431320
  • ISBN-13: 978-154043132
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Podéis leer el primer capítulo en su blog: https://lordalceblog.wordpress.com/
Amazon: 

OPINIÓN PERSONAL

La sombra dorada es una novela de Luis M. Nuñez, que, a la usanza de las grandes novelas como El Quijote o El Señor de los Anillos, te cuenta la historia ya hecha leyenda, novelada ya en el caso de la novela de Cervantes, así como en la de Tolkien, y a modo de juglar o de aedo, de forma oral, en La sombra dorada, como se hacía antiguamente en los grandes poemas épicos griegos o en los cantares de la Edad Media.
"La joven audiencia había permanecido como hipnotizada, mientras el anciano desgranaba su relato, intrigada y, después, aterrorizada conforme la historia se volvía cada vez más ominosa. (...)
-(...) Tenéis que entender que esos eran otros tiempos.- Se mordisqueó un labio ajado y seco y adoptó un aire humilde, como pidiendo perdón-. No podríamos haber entendido que lo que nos decía fuera posible ni en un millón de años. Vivíamos en una época en la que el reino estaba en paz, sin sobresaltos ni combates. Rygita no tenía siquiera murallas, ¡maldita sea!"
Es una novela muy bien narrada, llena de matices descriptivos, destacando sobre todo la crudeza de las batallas. Las imágenes de las heridas y de los cuerpos ensangrentados son vislumbradas con gran veracidad, provocando en nosotros una visión real de lo ocurrido, poniéndonos en el lugar del otro y sintiendo la angustia del momento.
"Cuerpos ensartados en la punta de las lanzas, miembros cercenados por el filo de la espada, palmos de acero desangrando  los cuerpos, mazos de piedra basta aplastando cabezas y puntas de flecha perforando órganos."
También cabe destacar, como contrapunto, la finura y la sensibilidad de las escenas más románticas, llenas de delicadeza y de ese amor idealizado e incluso desesperado del que sabe que puede o que va a morir en cualquier instante. E incluso el amor más allá de la muerte que es capaz de vencer a la oscuridad más terrible, esos grandes amantes de la literatura y que forman parte de nuestras mejores leyendas. Nos recuerda, sin duda alguna al maestro Tolkien, uno de los tantos guiños que Luis nos hará en su novela.
"Ella le puso el índice en los labios y le echó los brazos al cuello, atrayéndolo hacia sí con toda la fuerza que poseía su esbelto cuerpo, desequilibrándolo y haciéndolo caer a tierra."
La novela te deja con ganas de leer más, de saber más sobre ese mundo que Luis construye, con su pasado y su presente. No es un mundo vacío, no, es un mundo propio el que crea nuestro autor, lleno de historia, de sus mitos y sus leyendas, de sus grandes héroes y de sus horrendos monstruos, lleno de dicha y de desgracias, pero un mundo lleno de vida y de esperanza.

Sin duda un libro que recomiendo para todos aquellos amantes de la fantasía. Y, así, su novela brilla con luz propia, y como dice Luis a través del anciano juglar:
"Entre tanta oscuridad aún quedaba tiempo para el brillo de la luz. No luz apestosa y podrida de Abaven, sino la luz más pura y poderosa que un corazón humano es capaz de emitir."

INSOMNIO


INSOMNIO

Y cerró los ojos en aquella prisión de su cuerpo y de su mente. El grito obsceno de su angustia la rajó de parte a parte y se encogió en sus sueños más despiertos. El terrible ser de su conciencia no le dejaba dormir. Nunca le dejaba descansar de sus horribles pensamientos. El arte del insomnio estaba en cada esquina de su cama, agazapado, esperando abalanzarse sobre su desprevenida víctima.


Esa noche no sería diferente. No. Nunca lo era, pero la esperanza de lo onírico, como una realidad auténtica, nunca la abandonaba. Cerró los ojos con fuerza y esperó. Y esperó como siempre en la oscuridad, a ver si esa noche llegaba, por fin, el olvido como un amante silencioso.

©Virginia Alba Pagán, 2017

HOY

HOY



Me miras.
Todo es diferente,
pero aún así
coges mi mano, mis miedos.
Aún está el sol y las palabras.

La noche llegará,
pero un nuevo amanecer
nos acariciará el alma.
Confía,
me dices, mirando las luces
allá, al otro lado.

Sonríes.
¿No ves?
Luchamos juntos.
Suena la esperanza en el viento
y vuela de balcón a balcón
Tu caricia, tu presencia, tú,
nosotros, todos.

Suenan las voces.
Suenan las manos.
Suenan los corazones.
Suena el pájaro en cada pupila
aleteando esperanza
en cada latido.
Suena,
es el canto solidario y luchador
de todo un pueblo.

©Virginia Alba Pagán, 2020

lunes, 13 de abril de 2020

LA MANO

LA MANO



Escuchaban las palabras de negra sangre golpear sus venas una y otra vez. El féretro de sus ojos era visible para todos aquellos silenciosos, cómplices de aquellos golpes lingüísticos. Nadie alzaba la mirada e interponía su mano para parar la lluvia de sangre, como un paraguas de salvación. Y ella, en su mundo pequeño, de angustias y monstruos, temblaba incapaz de huir. ¿Adónde? La encontraría y la sumergiría en el pozo con el que siempre la amenazaba. “A cachitos, para que nadie la encontrara”. Así le decía dulcemente.
Pero un día una mirada la vio por fin. Y una mano apretó todos sus dedos, tiró de su alma para sacarla del fango asesino, y formó una pared entre ella y las palabras afiladas de colmillo. Sintió que una coraza la envolvía y la protegía. Y por fin, después de muchos años, respiró la vida.

©Virginia Alba Pagán, 2020

Prólogo CANTOS DE TIERRA LEYENDA


PRÓLOGO CANTOS DE TIERRA LEYENDA 




Cantos de Tierra Leyenda es una antología compuesta por diferentes relatos ambientados en el mundo fantástico de Tierra Leyenda. Un mundo que su autor, Miguel Costa, fue construyendo en su primera novela Valesïa y posteriormente en Elinâ y Tineâ. Es todo un mundo que al modo tolkiano ha cobrado vida y cuerpo, llenándose de agua y de tierra, de seres mágicos de luz y de oscuridad, de historia y de leyendas. Todo un arte solo al alcance de unos pocos, con la suficiente imaginación como para transportarnos a otras galaxias, a otros universos repletos de magia y de belleza. Esto, indudablemente, lo consigue Miguel Costa, e incluso va más allá y crea también la filosofía y la religión, las creencias sin las que un mundo queda hueco y vacío, carente de sentido.
La antología se inicia, como es tradición en el autor, con un poema, Canto de las tinieblas, con el que nos sumerge ya en su mundo brumoso, lleno de sentimientos, entre los que levita el amor y el sobrecogimiento:

«Añoro eternamente tus besos,
oh, Dama Oscura, oh, mi ángel,
anhelo tus suaves caricias,
caricias de fiel amante».

El primer relato con el que se inicia el libro es La luz del Edén. No podía ser de otro modo, ya que en él se nos presenta la cosmogonía de este nuevo mundo. Es el relato del nacimiento de Tierra Leyenda, de sus dioses, de su estructura divina; es la creación de todo, el principio. Aquí demuestra Miguel Costa su capacidad imaginativa, y cómo a partir de los discos de los grupos de heavy metal Tierra Santa y Avalanch, Tierras de leyenda y Las ruinas del edén respectivamente, que funcionaron como musas inspiradoras, cobró vida toda esta historia:

«Al son de la melodiosa música celestial del Edén, el mundo de los dioses, brotaban llamaradas azules y rojas, hermosas como flores de diversos colores bañadas de gotas de rocío al amanecer».

De los dioses a los mortales. Pero no cualquier mortal, sino el gran héroe: Moïn. Así continúan estos Cantos de Tierra Leyenda. Moïn es un héroe inspirado en los templarios, de hecho Miguel Costa llama a la orden a la que pertenece Moïn los têlumienses. Estos son grandes guerreros, monjes guerreros, pertenecientes a la Orden de Têlum, una organización religioso-militar. Miguel Costa no escatima en detalles para dar veracidad a su historia, nos habla del estandarte de la orden, de su patrón, de su fe, de su bravura, de sus ropajes, e incluso de cómo sentían y cómo vivían. Nos transporta a ese idealismo de un cuerpo de élite formado por hombres de moral fuerte, comprometidos, justos y valientes:

«Los monjes guerreros, con sus grandes espadas de acero y sus resistentes armaduras y yelmos, iban envueltos en los ropajes marrones propios de su Orden, con un sol rojo bordado en el pecho, símbolo de la libertad que representaba su fe hacia el dios Enesïon, el Señor de la Luz, el hijo del dios supremo Asërion».

La Antología continúa con Enesïa. Este relato nos habla, como su nombre indica, de Enesïa, uno de los muchos reinos de Tierra Leyenda. Reino habitado por los auris, una raza especial, de luz. Miguel Costa dota a estos seres de dones mágicos, y de enigmáticos y bellos ojos de gato. Seres valientes, que vivían muchos siglos, en simbiosis con la naturaleza. Pero además de los auris, se nos presentan al resto de seres de este reino: linces, lobos negros, orcas, osos blancos. Y cómo no, a los hombres y a otros seres menores como los securis. También, Miguel Costa, nos presenta a los seres de la oscuridad, creados por los dioses oscuros: los temibles dragones negros, los minotauros, los gigantes, los tarkos y los dîrus o brujos negros. El mundo de Tierra Leyenda va creándose, creciendo, tomando forma.
Y como en toda historia, así como en Caín y Abel, o la manzana de Eva, la traición, latente en nuestras vidas, como una serpiente, llegará también a este mundo. Y todo él se verá convulsionado por la ambición y el deseo. Todo envuelto en telas de araña de poder, orgullo, magia, engaños, amor, deseo y muerte.

«Ariúm era muy orgulloso y en extremo ambicioso. De la estirpe Trukën, que en auri significa poder, deseaba una inmortalidad que no poseía y eso hacía que en el fondo de su corazón sintiera mucho rencor a sus dioses, los creadores de todos los planos de existencia».

Los tres relatos que siguen, El brillo de las espadas, Edén y Luz de Luna, se centran en personajes femeninos: la auri Valesïa, la protagonista de la primera novela de Miguel Costa; y la dîrus Elinâ, protagonista de su segunda novela. Lo mismo ocurrirá con el relato Luz del Crepúsculo, en donde se nos presenta a Tineâ, protagonista de su tercera novela. Las tres serán clave para la salvación de su mundo. Mujeres fuertes y luchadoras, que se enfrentarán a las adversidades y a todo lo establecido con valentía y decisión. Como vemos pues, los personajes femeninos en la narrativa de Miguel Costa son fuertes, guerreras dueñas de su propio destino. 
En sus escritos es muy habitual ese protagonismo femenino, esa presencia poderosa e independiente que en la actualidad se está reivindicando y que se echaba en falta en la literatura. No por nada, sus tres novelas de fantasía llevan el nombre de tres grandes mujeres: Valesïa, Elinâ y Tineâ. Cada una de ellas con características propias que las definen y que las hacen únicas; marcadas por un pasado, tan diferente, incluso en algunos casos tan terrorífico, que las transforma a los ojos del lector en ejemplo de superación y de cambio, de lucha contra las injusticias por un mundo mejor y más equitativo. Se nos transporta a la actualidad, a nuestra realidad más cercana, para ver a través de los ojos de estas heroínas un hálito de esperanza, un papel de la mujer que hasta el momento se le había negado en el género de la fantasía, donde era el caballero andante el salvador de la doncella indefensa.

«Ella sola, una simple dîrus del Reino Oscuro, había conseguido agitar los mismísimos cimientos del universo.
Su nombre era Elinâ, Luz de Luna».

En La rebelión de los Malditos, nos transportamos al mundo oscuro, al mundo terrible de los monstruos del Averno. Estos seres del infierno se nos presentan como entes sin piedad, bellos en su maldad, hipnóticos en su crueldad; pero a la vez dotados de un extraño sentido del amor, pese a todo. 

«Bellos son tus grises ojos, como la fría amanecida,
sombríos como el silencio de la madrugada. Bellos,
hermosos como el suave viento que ondula tus cabellos.
Delicados y pulcros como la seda, como la luz surgida
de mil estrellas, pintadas en el firmamento del Cosmos
(…)
Pero incomparables, mi dama, con tus grises y bellos ojos».

Este relato se centra en los tarkos, una horrenda especie al servicio del mal, con rostros porcinos, de largos colmillos y ojos amarillos. Grandes guerreros, aliados de los brujos negros; aunque traicioneros y llenos de avaricia y odio. Esta historia se centra en uno de estos monstruos, Trûn. Pero Miguel Costa, nos lo presenta, como es también habitual en él, como un ser diferente. En su mundo de oscuridad y muerte, Trûn no deja de ser un servidor fiel de su señora, Sirinea, un ángel del infierno. Pese a ser uno de los monstruos del mundo oscuro es un ser con dignidad, con sentido del deber y fiel a su palabra.
Así, el mundo que nos presenta Miguel Costa, pese a estar dividido entre el Bien y el Mal, no deja de verse atravesado muchas veces por personajes que no encajan en esa división, tan estereotipada, tan plana, Y eso dota a estos seres de un cariz especial y muy interesante; ya que les otorga profundidad, humanidad, en definitiva. Y eso hace que te sientas identificado totalmente con Trûn y que veas su mundo a través de sus ojos, de sus palabras, de sus sentimientos. Es un ser versado, que conoce las tradiciones, que siente, que gusta de la poesía, como de estos versos que recuerda en un momento dado:

«Las bestias aladas surcan,
al ocaso, las nubes oscuras,
en el terrible feudo de las criaturas
y seres de las tinieblas».

En El Guardián del Cosmos aparece un curioso personaje, Tag. Este ser dota a toda la narrativa de Miguel Costa, ambientada en Tierra Leyenda, de misterio y magia. Tag aparece tanto en sus novelas como en algunos de sus relatos, en principio como en un ser extraño, un sabio, un anciano con conocimientos que se escapan a los mundanos, que está presente en todos lados, y que es más de lo que en un principio aparenta. Ese halo de misterio que lo envuelve, resulta atractivo para el lector. No deja de ser aquello que no se puede dominar, que te sorprenderá en el momento que menos lo esperas y que dará esa pieza del rompecabezas que hacía falta para solucionar el conflicto iniciado. Es un personaje que sabe más incluso que el propio narrador, que esa voz que nos habla desde la historia. No interviene activamente en ella, normalmente, pero sí que da esas pinceladas tan necesarias en muchos momentos y que como objetos mágicos ayudan a los protagonistas a seguir adelante. Siempre que aparece es el preludio de la tempestad, de la vorágine de acontecimientos que trastocarán la vida tranquila y pacífica de sus habitantes. Nadie sabe quién es realmente, pero todos le obedecen; ya que sospechan que es alguien muy poderoso. No dejamos de ver a Gandalf, el mago de El Señor de los Anillos, inventado por el maestro J. R. R. Tolkien, al pensar en nuestro Tag. Ya que ambos gustan de los pequeños placeres de la vida como el tabaco y los anillos de humo. Un guiño que nos hace Miguel Costa a este gran genio del género fantástico a través de uno de los grandes personajes de sus novelas.

«Tag se sentó sobre la hierba. Cruzó las piernas, como bien hacía cuando meditaba y su mente divagaba libre, en ocasiones sin rumbo, por los sutiles planos de la Existencia, por los mundos astral y mental. Con suma calma, sacó una pipa de color azul con runas blancas de un bolsillo de su túnica, la llenó de tabaco mentolado y comenzó a fumar, exhalando grandes bocanadas de humo verde hacia el cielo».

La antología finaliza con un texto poético Canción de Tierra Leyenda. Todo un canto a ese mundo mágico creado por Miguel Costa. Es toda una oda a sus bosques, a la naturaleza que puebla todo este mundo, al universo que nos rodea y nos extasía; a la memoria colectiva de un pueblo a través de sus historias, su poesía, sus leyendas. Todo un canto, en definitiva, a la vida y a la creación en estado puro:

«Al crepúsculo, el día muere como las hojas de los árboles en otoño, y los auris, vetus y demás criaturas mágicas, observan en el cielo miles de estrellas brillantes, extasiados, y a la vez temerosos, ante la inmensidad del universo infinito, la Existencia, el Todo; mientras emergen del vacío bellas notas de sus antiguos poemas y canciones. Son los Cantos de Tierra Leyenda».

©Virginia Alba Pagán, 2019



INFORMACIÓN DEL LIBRO 

AUTOR: Miguel Costa 

ENLACE DE COMPRA:

PÁGINAS: 195

SINOPSIS:

Cantos de Tierra Leyenda es una antología compuesta por diferentes relatos ambientados en el mundo fantástico de Tierra Leyenda. Un mundo que su autor, Miguel Costa, fue construyendo en su primera novela Valesïa y posteriormente en Elinâ y Tineâ. Es todo un mundo que al modo tolkiano ha cobrado vida y cuerpo, llenándose de agua y de tierra, de seres mágicos de luz y de oscuridad, de historia y de leyendas. Todo un arte solo al alcance de unos pocos, con la suficiente imaginación como para transportarnos a otras galaxias, a otros universos repletos de magia y de belleza. ¿Nos acompañas en esta aventura?


Prólogo LAS VOCES DE LA DEMENCIA

LAS PALABRAS DE LA LOCURA



Las voces de la demencia es un libro compuesto por diez relatos de terror que van desde el miedo psicológico al más extraño y oscuro que se arrastra en las sombras más siniestras de otros mundos. La influencia de autores como Edgar Allan Poe, H. P. Lovecraft o Stephen King la podemos observar en sus relatos, narrados estos siempre desde el pensamiento obsesivo de un personaje masculino. 
La acción se sitúa en lugares cotidianos, desde pueblos rurales a ciudades del sudeste y centro peninsular; lo que otorga a estas historias de un ambiente de verosimilitud que las hace aún más aterradoras. Además cada relato se inicia con unos versos que a modo de aviso nos introducen ya en todo un mundo oscuro y demente, y que nos predisponen como si de una pesadilla se tratara. Así, nuestro subconsciente se encoge y se prepara para cada uno de los relatos, para la sorpresa que agazapada espera en cada página a saltar sobre nosotros y estremecernos. 
El libro se inicia con El pulsador, relato que nos recuerda irremisiblemente a Stephen King. En él, Miguel Costa nos adentra en el mundo de lo paranormal, con situaciones tan extrañas, pero a la vez tan familiares que crea en nosotros ese miedo tan ancestral a la oscuridad inherente al ser humano que nos resultará inevitable revisar, cómo no, las luces de cada lugar familiar. 
La oscuridad desde que tenemos conocimiento de ello, tanto a través de imágenes como de textos, ha estado asociada a lo sobrenatural y a la muerte. En la Biblia, la oscuridad fue la penúltima plaga, Éxodo 10:21: "Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe. Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días." En la mitología griega, se describe el Tártaro como un lugar tenebroso "muy lejos, en lo más profundo del báratro debajo de la tierra -sus puertas son de hierro, y el umbral, de bronce, y su profundidad desde el Hades como del cielo a la tierra". También autores tan universales como Dante o Shakespeare harán mención de la oscuridad como algo antagónico a todo lo bueno, a todo lo puro y clarificador.
Esta referencia a la oscuridad y con ella a lo maligno, a lo desconocido o incluso a nuestros miedos infantiles la encontraremos en muchos de los relatos de esta antología, como en La casa, El destino o La demencia, con esas tardes o noches encapotadas o de tinieblas que nos absorben el alma y atraen nuestros más terroríficos miedos. Miguel Costa utiliza este elemento de nuestro imaginario común para arrastrarnos a las demencias del ser humano, aquellas que anidan en nuestro interior y que forman parte de nuestra naturaleza, y lo estruja hasta hacernos partícipes de la angustia del protagonista y hacerla nuestra, sumergiéndonos en todo un mundo de horrores y pesadillas.
Por otro lado, con relatos como El pueblo, El agua o El espejo, nos adentra en el mundo de lo extraño, de lo desconocido, del más allá, al estilo más lovecraftiano. En estas historias, partiendo desde lugares fácilmente identificables, aunque algunos sean ficticios, creados por el propio autor, como el pueblo de San Lorenzo, pero, aún así, familiar, del sudeste peninsular, Miguel Costa crea esa sensación de que el horror puede aparecer incluso allí donde nos creemos totalmente a salvo; pero que es solo una utopía, ya que todo es posible, todo puede suceder. Las otras dimensiones hacen su entrada con fuerza en estas páginas y nos llevan a un mundo más allá de las estrellas, pero que tiene sus puertas en cualquier lugar, incluso en aquellos que creemos imposible. Aquí se nos muestra pues que lo imposible no tiene lugar, y que cualquier cosa tiene cabida en este mundo que nos presenta el autor, creando en nosotros esa sensación de inseguridad y de miedo del que no podemos huir, solo intentar sobrevivir.
Finalmente, la antología acaba con un relato, La sombra. Es un relato corto, pero que nos lleva a la prosa poética tan característica de Miguel Costa, y que le da el colofón final perfecto a este libro, que no podía acabar de otro modo. Así pues, para concluir, os dejo sus palabras como una letanía de sombras y tinieblas, letanía que nos transportará a esos mundos reales poseídos por la magia de nuestros más perversos y temidos deseos, y que seguramente disfrutaremos en las noches de oscuridad y de silencios:

"Escucho voces en el silencio de la noche. Pavorosos cantos que me hablan, me susurran, que me arrastran hacia el otro lado. Me suplican y me instruyen; pervierten mi espíritu helado."

Felices y terroríficas lecturas.

©Virginia Alba Pagán, 2019



INFORMACIÓN DEL LIBRO

TÍTULO: Las voces de la demencia

AUTOR: Miguel Costa

ENLACE DE COMPRA:
https://www.amazon.es/dp/1794343229/ref=cm_sw_r_cp_apa_i_SMdJEbBNF59QN

PÁGINAS: 127

SINOPSIS:
Las voces de la demencia es un libro compuesto por diez relatos de terror que van desde el miedo psicológico al más extraño y oscuro que se arrastra en las sombras más siniestras de otros mundos. La influencia de autores como Edgar Allan Poe, H. P. Lovecraft o Stephen King la podemos observar en sus relatos, narrados estos siempre desde el pensamiento obsesivo de un personaje masculino. 
Miguel Costa nos adentra en el mundo de lo paranormal, con situaciones tan extrañas, pero a la vez tan familiares que crea en nosotros ese miedo tan ancestral a la oscuridad inherente al ser humano que nos resultará inevitable revisar, cómo no, las luces de cada lugar familiar. 
Esta referencia a la oscuridad y con ella a lo maligno, a lo desconocido o incluso a nuestros miedos infantiles la encontraremos en muchos de los relatos de esta antología, como en La casa, El destino o La demencia. 
Por otro lado, con relatos como El pueblo, El agua o El espejo, Miguel Costa crea esa sensación de que el horror puede aparecer incluso allí donde nos creemos totalmente a salvo. Así, pues, otras dimensiones hacen su entrada con fuerza en estas páginas y nos llevan a un mundo más allá de las estrellas, pero que tiene sus puertas en cualquier lugar, incluso en aquellos que creemos imposible. 
Si os atrevéis a cruzar estas puertas y adentraros en esos mundos de terror y oscuridad, solo me queda desearos unas felices y terroríficas lecturas.




Prólogo EL SENDERO DE LA SANGRE


VASILE, UN VAMPIRO ROMÁNTICO



La figura del vampiro ha estado presente en las diferentes culturas desde tiempos muy antiguos. Nos encontramos las primeras menciones a seres de estas características en los diferentes mitos y en el folclore de antiguas civilizaciones como la egipcia o la mesopotámica. 
De hecho, podemos observar entre los acadios, los sumerios y los babilónicos a los utukku o los alû o súcubos, todos ellos con ciertas características que nos pueden recordar a los vampiros. Los utukku malignos, llamados también edimmu, eran fantasmas demoníacos, incorpóreos, de viento, que a consecuencia de no haber sido enterrados correctamente se dedicaban a aspirar la vida de los niños y de todos aquellos que durmieran mientras ellos andaban cerca. 
Los alû o sucubos eran seres demoníacos que recorrían los lugares solitarios al anochecer. Estos seres seguramente estén relacionados con unos demonios femeninos provenientes de la criatura Lilitú o Lilu, mitad humana mitad divina, que utilizaba la seducción como arma, bebiendo la sangre de los incautos y que vivía en la oscuridad de las sombras nocturnas. Este ser, a su vez, tiene que ver con Lilith, la primera esposa de Adán, según las leyendas judías. En la Biblia se menciona a Lilith en Isaías, 34:14: «Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilith y en él encontrará descanso». Se considera a Lilith, tras abandonar el Edén, como una mujer demonio, de largos cabellos negros, que acecha a los hombres en sus sueños para así fecundar más demonios. De hecho aparece en el Talmud como la esposa de Samael, ángel que se relaciona con Lucifer. 
También en el antiguo Egipto aparece la diosa Sejmet, hija de Ra, denominada la más poderosa, la terrible. Era la que ocasionaba las epidemias y las enfermedades. Se cuenta que para acabar con su ferocidad y así apaciguarla se le preparaba un brebaje rojo semejante a la sangre.
En la mitología griega aparecen las lamias, estos seres vienen de Lamia, una princesa que fue castigada por Hera al yacer con Zeus. Hera la transformó en un monstruo, con cuerpo de serpiente y pechos y cabeza de mujer, y la condenó a matar y alimentarse con la sangre de los niños.
Así pues, ya desde la antigüedad, podemos encontrar la figura del vampiro presente en las diferentes tradiciones, siempre asociado a la serpiente, a la sangre, a la oscuridad, y provocador de la enfermedad y de la muerte. Sin embargo, no será hasta mucho después, hasta el siglo XVII, cuando se acuñe este término y tenga esa presencia en la literatura como un icono de la inmortalidad, y, sobre todo, a consecuencia de las terribles epidemias que asolaron Europa y que provocaron en la población ese terror a lo aún no explicable mediante la ciencia.

Nuestro vampiro moderno, tal como se le considera hoy, desde obras literarias como Carmilla de Sheridan Le Fanu, El vampiro de Polidori o Drácula de Bram Stoker, desde una perspectiva absolutamente romántica, es un ser cruel, salvaje, animalizado, pero a la vez no ajeno al amor, a un amor destructivo, oscuro, perverso, y atraído por las almas puras e inocentes, aún no corrompidas por la sociedad.
En El vampiro de Polidori, escrito antes que Carmilla, durante un año sin verano, en las tormentosas noches de junio de 1816, durante la famosa apuesta en la Villa de Diodati, de la que también nació, aunque más adelante, Frankestein de Mary Shelley, se nos dice lo que mueve a este vampiro, Lord Ruthven, aquello que busca, que ansía: «¿Y qué puede querer este vampiro de sus semejantes? No persigue la vitalidad de la sangre joven, las gargantas frescas de las inocentes muchachas, aunque sí acecha siempre entre las almas más tiernas y llenas de ideales; siente la necesidad, no obstante, de bucear en seres que todavía no han tenido contacto con la realidad, que no han sufrido la amarga experiencia del desengaño».
En Carmilla se nos presenta a esta vampiresa como una mujer con un atractivo extraño, casi irracional, enigmática, que es capaz de afirmar cosas como estas: «—Nunca me he enamorado, y nunca me enamoraré —afirmó Carmilla—. A no ser que me enamore de ti...» y «—Serás mía... debes ser mía... Tú y yo debemos ser una sola cosa, y para siempre». Su descripción la tomará Le Fanu de una historia legendaria, la de la bella condesa Isabel Báthory, también denominada, la Condesa Sangrienta. Carmilla aparece como dama de la alta nobleza, elegante, con un aire que roza la melancolía, un pelo hermoso y largo, y de grandes ojos negros, misteriosos, algo animalizados, como de felino, una atractiva, pequeña y sensual boca roja, y dedos largos como agujas.
En Drácula, el propio conde dice sobre él: «—Me alegro de que sea vieja y grande. Provengo de una antigua familia y el vivir en una casa moderna me mataría. Una casa no se vuelve habitable en un día, y, en definitiva, son muy pocos días los que hacen falta para sumar un siglo. Me alegro también de que cuente con una antigua capilla. A los nobles de Transilvania no nos agrada la idea de que nuestros huesos vayan a descansar entre los muertos corrientes. No busco la diversión y el bullicio, ni la espléndida voluptuosidad del sol y las aguas centellantes que tanto gustan a los jóvenes y a las gentes alegres. Ya no soy joven. Y mi corazón, después de tantos años de llorar sobre los muertos, no se acompasa ya con la alegría. Además, los muros de mi castillo están resquebrajados; las sombras son muchas, y el viento sopla frío entre las barbacanas y las desmoronadas almenas. Amo la oscuridad y la sombra; y deseo estar solo con mis pensamientos el tiempo que pueda». Aparece aquí como un ser peligroso, sensual, melancólico, eterno, atractivo, incapaz de amar. Es un ser lleno de odio, al que solo le mueve la maldad, lo oscuro y tenebroso que anida en el alma humana.

Miguel Costa nos presenta en su libro El sendero de la sangre la vida del vampiro Vasile Preda, un vampiro romántico, enmarcado en pleno siglo XIX, que se nos aparece en Tinieblas vestido como un auténtico caballero de época: «Por esos parajes de desolación, entre horror y muerte, me adentro enfundado en mi chaquetón de solapa cruzada, mi capa negra y mi sombrero de chistera; como un demonio del abismo, como un vampiro de las tinieblas».
La obra consta de un poema, La rosa de corazón negro, varios microrrelatos y relatos cortos, entre los que destacan El Pasaje del Diablo y El amo, y cuatro relatos: El lago de la niebla, El corazón de la rosa negra, El susurro del viento helado y El sendero de la sangre, que le da el título a esta antología. En su obra podemos observar cómo el autor ha bebido de todas estas tradiciones que han formado parte de nuestras vidas desde nuestra más tierna infancia, tanto a través de la literatura como del cine, con películas tan icónicas como Nosferatu o el propio Drácula.
Su personaje, Vasile, es un vampiro al uso, descrito como un ser cruel, pero a la vez, siguiendo la tradición más romántica de los últimos tiempos, no exento de sufrimiento ni de una cierta alma. En su primer relato El Pasaje del Diablo nos aparece este ser demoníaco como un alma atormentada, rota por el dolor, pero angustiada y, por tanto, con sentimientos: «Las sombras se extendieron, impasibles, por mi corazón desolado, roto por el dolor y la muerte, destrozado por el destino más cruel e inhumano que un hombre, por horrendo que sea, haya tenido jamás». Sin embargo, no deja de ser un ser despiadado que sucumbe a sus más bajos instintos. Como monstruo que es, así se comporta y no duda en poseer a la mujer que le atormenta y condenarla a una eternidad de horror: «Le hablé con voz atroz y monstruosa. Al mirarla a los ojos sentí su terror, su miedo interior que la aprisionaba, la encerraba, engrilletada, en una mazmorra siniestra, donde sería torturada hasta la muerte eterna. (...) Entonces, sin esperar más, le mordí veloz, con mis largos y afilados colmillos, en su cuello dulce, suave, con tremenda sed, avidez y violencia».
En El lago de la niebla se nos cuenta algo más de este despiadado asesino, como pequeños vistazos de su vida anterior, de los sentimientos que lo embargan, lo empujan a ser quien es, lo acorralan y lo llenan de pesar y de melancolía. Y descubrimos un Vasile diferente, un Vasile que siente, en el que aún, aunque sea en el fondo de su ser: «pervive la nobleza de mi vida anterior». Es imposible no sentirse identificado con los sentimientos contradictorios muchas veces de este personaje, como lo es la vida misma, llena de luces y de sombras. Miguel Costa consigue hacer de Vasile un vampiro redondo, cargado de emotividad, que te llega y que hace que te muevas con él en su mundo; y, pese a ser un monstruo, logra que sientas junto a él todas sus tristezas y sus angustias, consiguiendo esa armonía entre su luz y su oscuridad. Luz no exenta de amor ni de ternura: «Mis manos acariciaron su rostro y mis ojos se deleitaron con los suyos, negros como la noche, como las plumas de un cuervo o como mi propia alma reprobada. ¡Cuánto la quería..., cuánto la querré siempre!».
En su relato El corazón de la rosa negra, cobran más protagonismo los personajes femeninos, Ana y Alba, como hermosas y crueles vampiresas sin piedad: «Las vampiras, feroces señoras de la sangre, caminaron en numerosas ocasiones juntas por los senderos lúgubres de la ciudad, buscando víctimas bajo el influjo de la luna de argento». Es una historia de pérdida y búsqueda, de angustia y dolor, en la que percibimos la parte más humana del vampiro, su debilidad, que no es otra que su amada Ana: «En la soledad de la fría alcoba, una sombra envolvió mi alma y mi cuerpo, inquietó mi mente y hasta mi corazón. (...) —¿Dónde estás, Ana? —susurré a las tinieblas, angustiado». Y también observamos una crítica a la sociedad, una crítica que rezuma de estas páginas, y que pese a formar parte del género de la fantasía, género considerado como poco comprometido, este texto no deja de hacer guiños constantes al mundo real que nos rodea: «Los humanos se matan constantemente por simples cuestiones raciales o solo por nacer en un determinado lugar, algo que nadie puede elegir; se asesinan por dinero y poder; se exterminan por religión y culto, o simplemente por el odio que anida en sus corazones». Y lanza una pregunta que nos llega y nos perturba, porque aunque estemos leyendo relatos en los que los protagonistas son vampiros, monstruos en definitiva, se plantea «quiénes son los verdaderos monstruos en este mundo de sombras». 
En El susurro del viento helado, los teriántropos, que ya habían aparecido en el relato anterior, enemigos mortales de los vampiros, conformarán el centro de la historia. Seres monstruosos, sin moral alguna, a diferencia de los vampiros que solo matan para alimentarse. Seres que Miguel Costa describe con total crudeza, con caras de animales, desagradables, y que enseguida se nos hacen despreciables: «Un monstruo con cara de cerdo lo atrapó con rapidez por el cuello al tiempo que le pegaba fuertemente con la otra mano. Los demás se unieron también al asalto y comenzaron a golpearle con tal violencia que pronto corrió un reguero de sangre por el callejón angosto. (...) El hombre intentó gritar de nuevo, pero el monstruo le rebanó la garganta con habilidad. Entonces lo desollaron y destriparon, y comenzaron a comérselo con voracidad». 
La acción será, pues, la que domine entre sus páginas, una acción que nos atrapará y que no nos dejará abandonar la narración hasta el final. Y así, siguiendo estas trepidantes consecuencias de hechos, y en consonancia con ello, en este relato se nos presenta un Vasile moderno, pistolero, que nos recuerda al protagonista, Roland, de La Torre Oscura de Stephen King, del que el autor se manifiesta un ferviente seguidor: «Desenfundé mi pistola plateada y disparé a un hombre lobo que se lanzaba contra nosotros con furia, cayendo al suelo, fulminado. Disparé nuevamente a otro y luego a otro más. Al final recargué el tambor con más cartuchos plateados, pero enfundé el arma de fuego en la pistolera; preparada por si volvía a necesitarla».
Finalmente, con el último relato El sendero de la sangre, que da título a esta antología, el autor nos vuelve a sorprender y nos deja con las ganas de leer más y de saber más sobre nuestro vampiro, ya que nos ofrece un final abierto, que de seguro tendrá su continuación en futuros libros. En este relato, nos acaba desvelando cómo Vasile Preda fue transformado y quién fue su mentor, lo que nos acerca más a nuestro protagonista y nos hace empatizar aún más con él. Es uno de sus relatos más poéticos y más lleno de sensaciones y con el lenguaje exquisito al que nos tiene acostumbrados. He aquí una muestra: «Sus cabellos azabaches brillaron con los rayos de luna que se filtraban a través de los visillos de la cortina del ventanal y, misteriosamente, pareció que un hechizo la envolvía». La acción también envuelve sus páginas y nos adentra en nuevos misterios que nos serán desvelados, nuevas alianzas, nuevos enemigos y nuevos retos a los que deberán enfrentarse. Sin duda es un gran final para la antología con ese prometedor continuará que nos hace desear descubrir nuevas aventuras de nuestro vampiro favorito.

Tanto en El susurro del viento helado como en El corazón de la rosa negra y en El sendero de la sangre aparecen citas bíblicas, algo muy típico de la narrativa de Miguel Costa y que le da a sus textos un sabor de autoridad, de verosimilitud, como este fragmento que podemos encontrar en Isaías: «La bestia que has visto, era, pero ya no es; va a surgir del abismo, pero marcha hacia la ruina. Los habitantes de la tierra, que no están inscritos en el libro de la vida desde la creación del mundo, se quedarán estupefactos al ver reaparecer a la bestia que era, pero ya no es, aunque se va a hacer presente».
No podemos concluir sin destacar el lenguaje poético que inunda todas las páginas de esta antología de Vasile, y que destaca sobre todo en su último relato El sendero de la sangre como hemos comentado anteriormente, pero que impregna todas sus páginas y es, por tanto, una de las características de esta antología. Así es la escritura de Miguel Costa, una escritura plagada de recursos poéticos que como olas suaves nos llevan a la orilla deleitándonos con su suave arrullo. Aquí podemos ver varios ejemplos: «—Ven, mi amor, debemos dormir —le indico, acariciando sus manos, cuando muere la noche y un primer rayo de luz inunda la alcoba», y «Oh, luna de invierno. Hermoso astro plateado que induces con tu luz a la muerte, y despiertas a la bestia incontrolable que habita en el fondo de nuestros corazones condenados». También observamos esa belleza sensorial a través de poemas que en muchos casos inician sus relatos, y que, como no podía ser de otra forma, también inician esta antología, como ya comentamos anteriormente. Aquí os dejamos varios ejemplos:

Oh, la muerte vaga siempre a mi lado,
camina eternamente conmigo,
en los tenebrosos pasajes del abismo,
en el sendero de la sangre,
donde susurra el viento helado.

En la fría noche de luna llena
acaricio tus cabellos ondulados,
tu piel suave de seda;
contemplo extasiado tu mirada
en la oscuridad sempiterna,
beso tus labios carnosos
en la madrugada gélida.

Así pues, dejaros embriagar por este personaje lleno de sentimientos: romántico, fiero y cruel. Entremos en sus páginas para dejarnos morder por su prosa y dejarnos arrastrar hasta los lugares más siniestros y recónditos, allá donde los monstruos duermen y susurran extrañas palabras, letanías de muerte y tormentos, de placeres y horrores. Allí donde Miguel Costa, con su forma de escribir, tan delicada y sensible, a la vez que cruel y cruda, sin ambages, consigue que nos adentremos en ese mundo que él recrea y que nos hará disfrutar de cada una de las palabras que se vierten entre sus páginas.


©Virginia Alba Pagán, 2018



INFORMACIÓN DEL LIBRO

TÍTULO: El sendero de la sangre

AUTOR: Miguel Costa 

ENLACE DE COMPRA:

PAGINAS: 188

SINOPSIS:

Miguel Costa nos presenta en su libro El sendero de la sangre la vida del vampiro Vasile, enmarcado en pleno siglo XIX, un vampiro al uso, descrito como un ser cruel, pero a la vez, siguiendo la tradición más romántica de los últimos tiempos, no exento de sufrimiento ni de una cierta alma.La obra consta de un poema, La rosa de corazón negro, varios microrrelatos y relatos cortos, entre los que destacan El pasaje del diablo y El amo, y cuatro relatos: El lago de la niebla, El corazón de la rosa negra, El susurro del viento helado y El sendero de la sangre, que le da el título a esta antología. En su obra podemos observar cómo el autor ha bebido de todas estas tradiciones que han formado parte de nuestras vidas desde nuestra más tierna infancia, tanto a través de la literatura como del cine, con películas tan icónicas como Nosferatu o el propio Drácula.Así pues, dejaros embriagar por este personaje lleno de sentimientos: romántico, fiero y cruel. Entremos en sus páginas para dejarnos morder por su prosa y dejarnos arrastrar hasta los lugares más siniestros y recónditos, allá donde los monstruos duermen y susurran extrañas palabras, letanías de muerte y tormentos, de placeres y horrores. Allí donde Miguel Costa, con su forma de escribir, tan delicada y sensible, a la vez que cruel y cruda, sin ambages, consigue que nos adentremos en ese mundo que él recrea y que nos hará disfrutar de cada una de las palabras que se vierten entre sus páginas.